Empezo a dolerme la muñeca izquierda, justamente debajo de mi reloj pulsera. Al arrancarme el reloj, salto la sangre: la herdida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
Dias: degustando el sabor de lo cotidiano, lo cotidiano condimentado (seguramente) una serie de secuencias: de gritos, palabras de amor desequilibrantes, enojos prematuros y muchos besos y miradas; hoy hacen llevadera esta estadia.
No mas qe eso -una coca, un helado, un porro, un bombon- llena mucho. Un monton de olores y sensaciones (tendria qe dejar de sentir, obligarme a no sentir) maldigo una y mil veces esos abismales 10 años!
Convenceme! (yo me dejo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario